SIN SOSTÉN, NI PANTYS, NI TINTURA...
*De entrada, si buscas "cuerpos normales" o "cuerpos gorditos" o "mujeres" en galerías de fotos gratuitas, no sale casi nada, si buscas "cuerpos", salen muchos cuerpos atléticos y jóvenes, se comprueba mi intención con este escrito.
Desde hace un tiempo he hecho pequeños experimentos para acercarme y reconciliarme con mi cambiante cuerpo, porque es increíble la forma tan DESCONECTADA que vivimos del espacio corporal que habitamos, poco nos hemos dado a la tarea de agradecer lo que el cuerpo hace por uno, poco nos ponemos a pensar la maravillosa función del sistema nervioso autónomo de respirar por nosotros, de decirnos cuándo necesitamos comer, tomar agua, que nos hace sudar y salivar, pero el asunto de no pensar el porqué y cómo respiramos, tampoco nos ayuda para conectar con el sentido de la existencia (y si casi vomito con esta frase, maldig0 a los coaches y mercaderes emocionales por haber banalizado, minimizado tan poderosa frase) y más, conectarnos realmente con nuestro cuerpo.
Entonces sucede, una completo ESCISIÓN, tu mente sale de tu cuerpo intentando buscar otro cuerpo más aceptable, más "bonito", la mente se niega a experimentar las sensaciones que el cuerpo le ofrece, un cuerpo sin mente y una mente sin cuerpo y así podemos seguir muchos años en piloto automático, el cuerpo intentando sobrevivir porque es parte de su naturaleza y la mente perdida en absurdos y patológicos mandatos culturales.
Al cumplir los 40 años, empecé un pequeño experimento, por aproximación sucesiva dejé de echarme un shampú azul para disimular las canas, negocié conmigo misma el soportarme algún período sin ellas, aguantando las frases de gente pendej4, "te ves más vieja con esas canas".
Ya con el tiempo, me dejé de aplicar el shampú azul de marcell-france (muy bueno por cierto) y listo, bienvenidas sean las canas.
Una vez, esto, decidí dejar de usar sostén, cada vez que pudiese experimentar la verdadera libertad y por fin dejar de sentir esa horrible molestia debajo de las tet4s y del brazo y eso que nunca me han gustado los sostenes con varilla. El paso siguiente fueron las pantys, aunque mis predilectas han sido siempre las de algodón comoditas, que no se porqué les dicen "pantaletas de abuelita", un día dejé de usarlas también, supongo que transcurrió entre la aceptación de mi cuerpo de 45 años y el deseo de en cualquier momentos tener un acto coital desenfrenado y masivo sin tener que pasar por el afán de quitarme las pantys.
Hay cosas de las que uno no vuelve y es cuando finalmente te has conectado con tu cuerpo, aprendes a agradecerle más, a dejar de castigarlo con cosas que no necesita y que le lastiman. Ahora viene otro paso, ser más consistente con las caminatas diarias, pero reconozco que el no usar sostén y pantys pueden ser un inconveniente que creo poder soluciones con un top amigable y un boxer de hombre que no me apriete tanto.
Aaaaaah se me olvidaba y de paso mi hija va viendo cómo liberarse de las expectativas sociales y ser uno misma, es posible.
Adriana Sofía Silva Silva, Pendeja profesional y por pendeja profesional en psicología.
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