RE-PENSANDO EL NEURODESARROLLO
Adriana Silva Silva, Ps.Mgr(c)
Para ambientar el inicio de este escrito, estuve
buscando frases sobre el cerebro, las hay de diversas índole, unas hablan del
alma, otras de la incapacidad de hombre para asumir su realidad, otras más
románticas, pero sin duda alguna, no podría estar más en DESACUERDO, con esta
frase de Henry Thoreau[1]:
“Ningún ser humano, pasando la edad irracional de la niñez, querrá
conscientemente matar a alguna criatura que mantiene su vida de la misma tierra
que él”.- obviando por supuesto, sus intenciones pacifistas- no se le ocurrió
otra comparación?!
Al re-pensar el cerebro como profesional y como madre desde una visión
ecosistémica del desarrollo humano, tal como lo plantea Urie Bronfenbrenner
(1979):
“El
desarrollo Humano, como la progresiva acomodación mutua entre un ser humano
activo en desarrollo y las propiedades cambiantes de los entornos inmediatos en
los que vive”.
A estas alturas histórico-sociales, en que la
comprensión del cerebro y la importancia de observar detenidamente el
neurodesarrollo y todos los elementos que se hacen parte de este como un “Proceso
que se ve afectado por las relaciones que se establecen entre los distintos
entornos en los que la persona en desarrollo participa con los contextos más
amplios en los que estos entornos están incluidos” (Bronfenbrenner, 1979),
resulta indescriptible pensar en una “irracionalidad de la niñez” -tengo una
prueba hermosa prueba andante de 4 años/7 meses y 18 días-
Ciertamente
muchos mitos han hecho parte en esta historia de la comprensión de la niñez y
su neurodesarrollo, ya Lloyd DeMause[2],
en sus postulados, nos habla de una historia de la Infancia y como ésta ha sido
concebida a lo largo de los períodos históricos, pero no es menester de este
escrito señalarlos, sólo tener en cuenta que hay un interés creciente en el
estudio de la psicohistoria y más exacto en el estudio del concepto de infancia
y cómo este concepto ha influido en las diversas acciones en las esferas
legales, económicas, sociales, culturales, familiares y científicas
relacionadas con la infancia.
Brotherson
(2005), en un artículo elaborado para acercar a los padres y cuidadores a este
hermoso proceso del neurodesarrollo, plantea varios mitos:
1. Mito: En el momento del nacimiento el cerebro
se encuentra completamente desarrollado, como el corazón.
Realidad:
la mayoría de las células del cerebro están formadas antes del
nacimiento, pero las conexiones entre estas células se realizan durante la
infancia.
Se plantea la importancia de las conexiones
sinápticas.
2. Mito: El desarrollo del Cerebro depende
completamente de los genes con los cuales nacemos.
Realidad:
Las experiencias tempranas y la interacción con el ambiente, son las
condiciones más críticas en el desarrollo cerebral de un niño-a.
3. Mito: El cerebro de un niño-a, es menos
activo que el cerebro de un estudiante de Universidad.
Realidad:
El cerebro de un ñiño-a de 3 años, es dos veces más activo que el cerebro de un
adulto.
4. Mito: Hablar con un niño no es importante,
porque èl o ella no van a entender lo que está diciendo.
Realidad:
Hablar con los niños, posibilita el aprendizaje del lenguaje, cuando el
aprendizaje es fácil para ellos.
5. Mito: Los niños necesitan ayuda especial y
juguetes educaciones para desarrollar su potencial cerebral. .
Realidad:
Lo que los niños necesitan es cuidado amoroso y nuevas experiencias, no
atención especial o juguetes costosos. Hablar, cantar, jugar, leer, explorar,
son las claves para construir el cerebro del niño-a.
Nótese que se dice “construir”.
Ciertamente
en la construcción de conexiones sinápticas y por ende el desarrollo de la
capacidad cerebral, plasticidad y adaptación del ser humano a su medio
ambiente, a través de las neuronas y su increíble capacidad
para construir nuevas y múltiples conexiones; la nutrición es importante en el
desarrollo del un niño-a, el 70% de las calorías que el niño-a consume son
utilizadas por el cerebro. Las experiencias sensitivas y afectivas, son vitales
para el desarrollo del cerebro de un niño, la comunicación verbal, entre padres
e hijos, resultan indispensables para producir nuevas conexiones entre las
células cerebrales, se relaciona estrechamente con la velocidad con la que se
desarrolla el cerebro y depende mayormente del tipo de experiencias que él o
ella tenga.
Es decir, entendiendo
el funcionamiento cerebral de una forma saludable, que parte de la revisión del
concepto de salud mental desde la teoría emocional-funcional, formulada por
Stuart Shanker[3]
(2005), en IV Foro Mundial
de Grupos de trabajo por la Primera Infancia, con su ponencia “Mejorando el
bienestar mental de los niños: estudio de caso”:
El concepto de
las capacidades funcionales/emocionales es clave para nuestro punto de vista
sobre el funcionamiento mental saludable. Las capacidades que estamos
considerando son las que le permiten a un niño dominar sus emociones y así
involucrarse en el mundo (es decir, las que se agrupan bajo las secciones de la
autorregulación y el funcionamiento ejecutivo), para formar un vínculo fuerte
con sus cuidadores primarios; participar en las interacciones comunicativas con
sus cuidadores, lo cual implica el desarrollo de la conducta intencional o
meditada; participar en la resolución de problemas sostenida y conjunta con sus
cuidadores, y luego, desarrollar capacidades del lenguaje y del simbolismo y
la capacidad de pensar con lógica y
reflexión. Como consecuencia, no estamos tan interesados en cuánta información
una niña podría haber memorizado cuando entra a la escuela, o incluso en una
serie de habilidades específicas que pueden ser medidas formalmente, sino en
su capacidad para superar los retos a los que se verá expuesta.
Igualmente.
Jairo Zuluaga[4],
durante el mismo Foro, en su ponencia “Neurociencias y Educación”, plantea lo
siguiente:
El
comportamiento humano se organiza de manera paulatina desde el ambiente
intrauterino. Los sistemas de relación se organizan hacia la complejidad a
partir de procesos de diferenciación y de especialización funcional desde las
células hacia los conjuntos multicelulares integrados en sistemas. Por tanto,
es necesario invocar el análisis del desarrollo neurológico, no sólo dentro
del texto implícito en sus finas dinámicas moleculares, celulares,
intercelulares y sistémicas, sino también a partir de su contexto. Lo contextual
es cambiante y determina una validez transitoria de los modelos. Los hechos no
son equivalentes en todos los contextos. ‘Re-contextualizar’ una idea, implica
su ‘re-elaboración’ dentro de marcos de referencia diferentes. Lo cultural, lo
social, lo histórico, los paradigmas conceptuales sobre los cuales se
representa la idea son los generadores directos de la crisis de representación,
sobre la cual evoluciona y se transforma el universo.
A
partir de aquí, sólo queda preguntarnos, entonces ¿qué papel tiene lo familiar
en todo esto? ¿Cuál es la importancia de las interacciones con el medio que nos
rodea? ¿Podemos hablar del neurodesarrollo como un proceso estático o como un
proceso en constante movimiento y adaptación?
¿Cómo
se pueden mejorar estas experiencias
sociales y emocionales, que conducen al desarrollo cerebral? Como madre y
psicóloga, podría responder de la siguiente manera: hay que creer que el
bienestar mental, así como la felicidad, se puede alcanzar, ya que no es un
estado, lo que nos hace humanos son estas experiencias emocionales y sociales,
que a su vez le dan forma al funcionamiento de este órgano vital. Es decir, en
todo ese cableado cerebral, son las experiencias vitales, asociadas a los
afectos, los que posibilitan las una y
miles de conexiones neuronales, las enriquecen.
[1]
Henry Thoreau (1817- 1862) escritor, poeta y filósofo estadounidense, con
tendencia pacifista, autor de Walden y la Desobediencia Civil.
[2]
DeMause (1931- ) fundador de The Journal of Psychohistory (que DeMause
edita) y ha jugado un importante papel en la fundación de la IPA (International
PsychoHistory Association: Asociación Internacional de Psicohistoria)
[3]
Stuart
Shanker, profesor e investigador en filosofía, psicología y educación en la
Universidad de York. Se educó en Oxford en donde obtuvo un título en filosofía,
política y economía. Entre sus temas de investigación se encuentran el
desarrollo infantil temprano, orígenes y adquisición del lenguaje, desórdenes
en el proceso de desarrollo y de adquisición del lenguaje y autismo. Director
de “The Milton and Ethel Harris Research Initiative” www.merhi.ca
[4] M.D. Neurofisiología,
Neurodesarrollo. Profesor Asociado del Departamento de Ciencias Fisiológicas.
Director de la Escuela de Educación Médica. Universidad Nacional de Colombia. Facultad
de Medicina.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
Bronfenbrenner, U. (1979). The Ecology of Human
Development. Cambridge. Harvard University Press.
Shanker, S.
(2009) Mejorando el bienestar mental de los niños: estudio de caso. Ponencia
presentada en el IV Foro Mundial de Grupos de trabajo por la Primera Infancia
Sociedad Civil.-Estado Cali, Colombia 1 al 7 de noviembre de 2009. ISBN:
978-958-691-373-7. Ministerio de Educación Nacional
Zuluaga. J.A.
(2009). Neurociencias y Educación. Ponencia presentada en IV Foro Mundial de
Grupos de trabajo por la Primera Infancia Sociedad Civil.-Estado Cali, Colombia
1 al 7 de noviembre de 2009. ISBN:
978-958-691-373-7. Ministerio de Educación Nacional
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